lunes, 27 de junio de 2011

CASAS CUARTEL Y REMORDIMIENTOS - ARTURO PEREZ REVERTE (XL SEMANAL, 26/06/2011)

Es curioso lo de los remordimientos. El arrastrar la culpa con el tormento del recuerdo. Y es muy poca la gente que conozco que los tenga de verdad. Sin embargo, todo el que vive y camina deja muertos a la espalda. Cadáveres en la cuneta. Todo ser humano causa daños colaterales a otros, deliberada o accidentalmente. Por azar, por inexperiencia, por las simples y terribles reglas de la vida. Carga con fantasmas de los que tal vez ni siquiera es consciente, pero a los que el tiempo y la lucidez permiten identificar, tarde o temprano. O suponer.

Sin embargo, el ser humano también es un superviviente natural. Necesita vivir tranquilo, olvidar, no volver la vista hacia ciertas zonas oscuras de sí mismo. Acolchar en la memoria los malos ratos, los sufrimientos, el horror. Sólo así se explica, supongo, que quienes sufren pérdidas familiares terribles se adapten, a veces, a la vida normal. Que las víctimas procuren olvidar, o lo intenten. Que incluso perdonen a sus verdugos, o sean capaces de convivir con ellos sin recurrir al viejo expediente del ojo por ojo. Al inmenso alivio de la venganza.

Una nueva Patente de Arturo Perez Reverte que nos alegra el corazón. Estaba yo disfrutando de un esplendorosa vista, jardines con flores, cielo y mar azul turquesa, relajada tras un opíparo desayuno –que me perdonen los que no han desayunado y que no puedan gozar ahora mismo de este paisaje- y me dispuse a leer la Patente de APR. Pensé que, por la deslumbrante luz y belleza con la que nos ofrendaban hoy los dioses, Arturo iba a deleitarnos esta semana con un relato optimista sobre la belleza física y humana, el amor, la concordia, la compasión, la generosidad, la solidaridad y todos los –ad positivos que podemos encontrar en el diccionario.

¡Qué ilusa soy!


Entiendo que la naturaleza física y humana reúne belleza y fealdad, dicen los lingüistas que siempre existe un antónimo de todo significado, pero ¿por qué el ser humano sufre esa inclinación que le lleva a acentuar más lo negativo que lo positivo? Según la ciencia neurológica, cuando una acción genera un buen resultado, las células del cerebro se sincronizan con lo que el animal está aprendiendo. Por el contrario, después de un error, no se produce ningún cambio en el cerebro ni se transforma en nada el comportamiento de los animales, debe de ser por lo que los violentos nunca modifican su comportamiento.


Pues sí, la Patente alude a violencia, crímenes, muertos, fantasmas del pasado, nos habla de la vida misma, pero siempre la más cruel, la que nos revuelve las entrañas, la que nos hace sentir culpables, por seguir viviendo, por disfrutar de los pequeños gozos diarios, el amor, la familia, la amistad, el arte, la lectura, los viajes, la montaña, el campo, el mar, las flores, los pájaros, los peces y demás animales.


¿Os suena? Otra más de lo mismo pero esta vez centrada en los remordimientos, no los que nos asedian días y noches cuando nos sentimos culpables por haber obrado mal, creo que a la gran mayoría de los humanos nos suele suceder que nos atormentan nuestras malas acciones por muy nimias que sean, sino que se refiere a los que nunca padecen de insomnio por muchos crímenes que hayan podido cometer, todas esas barbaridades, sí, no en su sentido de tontería o exceso sino en su significación primitiva, la de actuar como un bárbaro, un salvaje, un animal despiadado.
Siempre en la vida, seamos creyentes, agnósticos o ateos, nos arrepentimos de algún proceder nuestro o nos quejamos del de los demás, pero no podemos cargar con la culpa de la humanidad, esas acciones adversas e inmundas que A. Perez Reverte no ha cesado de nombrar en sus Patentes. Dice una amiga que muy pocas personas tienen remordimientos, yo no lo creo así, creo que los remordimientos nos acompañan toda la vida, por lo menos a algunos, espero que los políticos, militares, asesinos, maltratadores, violadores, proxenetas y un largo etcétera ... también sufran de remordimientos, aunque la duda me corroe, pero nosotros, el resto, aunque seamos poquitos los que aparentemente no hemos actuado nunca malévolamente de forma voluntaria, también sin quererlo habremos cometido actos que hayan podido dañar al prójimo, mentiras, engaños, insultos, indiferencia, etc ... pero ¿puede compararse en alevosía y malignidad nuestros actos con aquellos que producen violencia y muerte?

La Historia de la humanidad nos ha demostrado que la maldad ha acompañado al ser humano desde sus inicios, pero existe en algunas personas, espero que a muchas, un algo, un chispa de clarividencia, que nos hace arrepentirnos de nuestra forma de actuar. Para algunos será la Religión la que le marque la manera de actuar, para otros será su conciencia que le indique la forma de obrar, desgraciadamente siempre habrá algunas personas que no puedan diferenciar entre el bien y el mal, independiente de que sean creyentes o no.

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