lunes, 22 de agosto de 2011

SOBRE IMBÉCILES Y MALVADOS - ARTURO PÉREZ REVERTE - XL SEMANAL - 22/8/2011

No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado». Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.



Mira que me hubiera gustado objetar sobre los argumentos de la Patente, pero no, APR me lo ha puesto difícil esta semana. Tampoco deja muchos cabos sueltos como para poder meter baza y añadir alguna crítica más, a no ser que una se ponga a hablar del brillante y seductor semblante de nuestro Presidente, de su encantadora sonrisa o de la impactante figura que atrae todas las miradas, tanto masculinas como femeninas, como si de un imán se tratara.

Es exactamente lo contrario de lo que pasa con Arturo Perez Reverte. Zapatero, por mucha comunicación “tête a tête” es decir frente a frente que podamos tener, o no tener, con él, como siempre tiene la misma expresión o la misma falta de expresión, esa sonrisa “cuajada” como si saliera de una cirugía estética, pues resulta imposible que nos sintamos atraídos por él o que lleguemos a confiar en él, eso simplemente a primera vista, ya cuando más se le conoce o se sabe de él, pues la cosa empeora.

Por otro lado, intento hacer memoria para poder rebatir los argumentos de APR y busco en mi exigüo cerebro y flaca memoria, los posibles logros de nuestro Presidente y como bien apunta APR, sólo podemos alabar su esbozo de política social, esa política que iba a defender contra viento y marea pero que, presionado por los mercados financieros, se vio obligados a abandonar, es decir que se bajó los pantalones.

Ahora bien, me temo que, en un futuro próximo, seguiremos hablando del Gobierno, aunque no sea ya el de Zapatero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario