domingo, 11 de diciembre de 2011

LA VIRTUD DEL CERDO IBÉRICO - ARTURO PÉREZ REVERTE - XL SEMANAL - XLSemanal, 11/12/2011

No me gustan los entusiasmos advenedizos. Desconfío del converso que se cree en la obligación de comunicar al mundo el descubrimiento recién digerido –o todavía sin digerir–, que acaba de tumbarlo del caballo en el camino de Damasco. Menos todavía me gustan quienes, suponiendo en el prójimo su propia y fresca ignorancia, dan por supuesto que, sin ellos, la Humanidad desconocería determinadas maravillas o prodigios; sin considerar que tal vez el resto de la peña, o parte notoria de ésta, puede tener desde hace tiempo una extrema familiaridad con esos asuntos. Dicho en simple, es como si un turista recién llegado diera la brasa pregonando, a quienes pasaron la vida en la barra de una buena tasca extremeña, las virtudes del cerdo ibérico.  

 

Empieza bien D. Arturo Perez Reverte la Patente de la semana, nada menos que con una estructura u oración negativa de los más tajante “No me gustan los entusiasmos advenedizos”, menos mal que se trata de los “entusiasmos” es decir interés, admiración o placer por determinadas maravillas o prodigios y no los “entusiastas advenedizos”, que de APR se puede esperar cualquier cosa, más aún cuando se trata de mirar a su alrededor y sacar los colores a unos cuantos y cuantas.

¡Uy! Os pido perdón, me he precipitado, voy leyendo de capítulo en capítulo y así una no se entera de nada. Rectifico sobre la marcha …, el párrafo anterior sí que tenía un “quien” y ese "quien" no es nada menos que la “crème de la crème” del gran mundo de la televisión, de las letras y de las artes, ya sólo le faltaba dar nombres, y la polémica estaría servida ¡que la habrá, que sí que la habrá, podéis estar seguros! Veo ya los titulares, APR, en su Patente de Corso llama a tal de tal que cual ..., D. Arturo como siempre, haciendo amigos.


Pero cual fue mi sorpresa, cuando al seguir leyendo la Patente, nuestro querido escritor, valiéndose de la supuesta ignorancia de parte de sus colegas periodistas y novelistas (y de la humilde servidora) empieza a loar los méritos de un tal Chaves Nogales, periodista y escritor, fallecido en el siglo pasado. Pero no se detiene ahí con la loa, sino que aprovecha también el tirón para recordarnos al maravilloso Ramón J. Sender (éste sí que le conozco y admiro, recuerdo todavía sus maravillosas novelas : Imán, Réquiem para un campesino español, la aventura equinoccial de Lope de Aguirre, Crónica del alba y la Tesis de Nancy) pero no he tenido el gusto de conocer a Luys Santa Marina, todo se andará o no.


Así que, APR, dándole la vuelta a la tortilla y valiendose de la ignorancia de parte de sus congéneres, nos ha –sutilmente, como sin querer la cosa- recomendado unas cuantas lecturas.

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